15-04-2009 - Los jóvenes Leandro Guerrero (27) y María Estefanía Weinberger (20) vivieron en la casa y desmienten la ‘fama de boliche’ que cobró el lugar. Además vinculan su posible venta a la existencia de un laboratorio que estaría interesado en la propiedad. “Cuando nosotros -en Buenos Aires- nos enteramos de la venta de la casa, empezamos a hacer una investigación.
Nos reunimos con los vecinos y juntamos firmas, cuando el informe llegó a Trenque Lauquen se formó la Comisión de Apoyo a los Centros de Estudiantes”, expresó Estefanía, quién estuvo alojada en 2006 y 2007 mientras estudiaba bioquímica.“Se podía estudiar, la convivencia es complicada, cuando yo fui éramos 12 varones y seis mujeres, pero estaba bueno porque, más allá de los roces, existía contención en el grupo”, sostuvo Leandro, técnico superior aduanero que vivió desde el 2002 hasta el 2005 en la casa. En relación al estudio, Estefanía agregó que se “podía estudiar porque como pauta de convivencia establecíamos horarios.
Algunos estudiábamos de noche, otros de día y otros trabajaban. Al ser tantos, siempre hay roces de convivencia, pero particularmente, la primer experiencia me la llevé de ahí. Aprendí a manejarme en Buenos Aires, estudiar y a convivir con un montón de personas”.
Ambos, se fueron de la casa después de que venció el plazo de dos años establecido para habitarla.“Si ibas bien en la carrera y había lugar, te podías quedar. Mi hermana –Leticia- estuvo tres años, pero nos fuimos en febrero del 2008 porque se cerraban las inscripciones -cuando supuestamente dijeron que no se podía habitar la casa- y nos tuvimos que ir”, explicó la estudiante, ahora, de diseño gráfico. “La casa es antigua y por no cuidarla en su momento se fue desgastando, pero se puede habitar. En realidad lo que hay que hacerle es, más que nada, la instalación de gas, luz y agua. El resto son detalles en el revoque”, dijo Estefanía y Leandro añadió que “hay gente que lo toma como un lugar de paso, y otros como su casa.
Nosotros, que éramos técnicos, cuando se rompía algo lo arreglábamos”. Estefanía cuenta como se enteró de la noticia de la venta: “fuimos a buscar una encomienda y una de las chicas que vive allí nos dijo que ya estaba resignada, que habían ido a tocar la puerta para tasarla. Con mi hermana hablamos y decidimos que debíamos hacer algo. Yo me puse en contacto con Bebe Contempomi y cuando nos respondió nos motivó a empezar”.
Luego, se pusieron en contacto con otros chicos vinculados a la casa y surgió una cadena de mail para que todos se enteraran. “Empezamos a hacer reuniones en la casa y visitamos a los vecinos, porque supuestamente el problema era ese; sin embargo, tenemos firmas que dicen todo lo contrario”, indicó la joven. El grupo de lucha realizó un informe por medio “de un ingeniero civil que residió en la casa. Llamamos a una empresa constructora para que vea los arreglos y cuando llegó todo a Trenque Lauquen recibimos el apoyo del Concejo Deliberante”, detalló.
Los ruidos molestos “se generan porque es una casa antigua con ambientes grandes. Cuando se concentran personas comiendo y hablando, retumba. No es una fiesta constante, ni mucho menos, sino que la casa no está aislada acústicamente”, explicó Leandro y Estefanía agregó que “no negamos las denuncias porque las hay. Pero no son denuncias graves, sino de ruidos de una pelotita picando o por un chico que practicaba con una soga”.
Reconocieron que muy de vez en cuando comían un asado, “la plata que maneja un estudiante no nos hubiese alcanzado para hacer fiestas”.Si no hubiese existido la casa del estudiantes, ambos negaron la posibilidad de haber podido ir a estudiar. “No sólo es lo económico, también te impulsa a conseguir un trabajo, a saber elegir, a manejarte en Buenos Aires y seguir para adelante”, manifestó Estefanía. Con respecto a la venta Leandro opinó que “hay una cuestión de poder, y por otro lado, el vecino de Buenos Aires es un laboratorio muy grande.
Empezó con una propiedad y ahora está abarcando casi toda la cuadra; la única casa de gran estructura que queda es la casa del estudiante. Pienso que la oferta de compra fue tentada por ese laboratorio que es de drogas y maneja fortuna”. Estefanía sostuvo que “no hay fundamentos reales y fuertes que ameriten la venta. Se dijeron muchas mentiras y no se está teniendo en cuenta la realidad de los chicos para irse a estudiar.
Es una forma de prohibir la educación y, sin embargo, es un derecho que no se les debe quitar teniendo una casa que no le genera gastos a la municipalidad”. Los jóvenes indignados, concluyeron al decir que tenían fe en poder salvarla y que las acciones que se están llevando a cabo no están politizadas, “eso es algo que también se dice”.
Fuente: Diario La Opinion TLCOMENTA!!
